Cultura » Arte y Estilo
Un mexicano en el Cirque du Soleil
El Cirque du Soleil (Circo del Sol) es una compañía reconocida mundialmente por su alta calidad en entretenimiento artístico. Las personas que ejecutan los espectáculos comprenden alrededor de 50 nacionalidades y hablan 25 idiomas diferentes. El mexicano Roberto Carlos Reyes es uno de estos artistas y en una entrevista narró cómo ingresó a trabajar y cuál ha sido su experiencia:
¿Cómo fue que ingresaste al circo del Sol?
“En mi caso fue una invitación, después de participar en un festival en Italia me llamaron para hacer una audición personal en la ciudad de México. Seis meses después me llaman de nuevo porque tuve la fortuna de ser seleccionado”.
¿Cómo te preparaste para la audición?
“Fueron días de ensayos. Para ingresar hay que ser muy disciplinado: levantarse temprano y practicar hasta conseguir la perfección”.
¿Cómo influyeron en ti tus antecedentes circenses?
“Mi abuela era domadora y realizaba un número con panteras, tigres, leones y elefantes; mi abuelo era gimnasta, tenía un acto de barras; mi madre confeccionaba trajes para los espectáculos; mi padre estaba a cargo de las instalaciones en el circo; pero el que más llamó mi atención fue el hermano de mi mamá que es malabarista. Yo crecí viéndolo y quería ser como él”.
¿Cómo te desarrollaste en ese medio?
“Comencé a practicar desde los ocho años. Aunque hubo un tiempo en que estuve indeciso entre ser futbolista o malabarista finalmente la “sangre” me llamó. A los trece años debuté cuando el malabarista del circo se lastimó y yo me lancé a cubrirlo. A los 18 años me proponen ir a varios festivales en España, Inglaterra y Francia. Después me llamaron para ir a otro festival en Italia. Más tarde, hice la audición y a los 6 meses me llamaron del Cirque du Soleil para firmar un contrato. Les contesté: Por supuesto que sí, es lo que siempre he soñado “.
¿Cómo ha cambiado tu vida?
“Mi vida ha cambiado, pero no mi forma de ser. Me va bien y en este circo puedes viajar con tu familia. Por eso estoy súper feliz”.
Por Mirna Uribe