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La danza de los tocotines

Art-284
La danza de los tocotines

 

Esta danza es originaria del municipio Misantla en la región montañosa de la zona centro del estado de Veracruz y se ha preservado por diversos grupos culturales del estado. Como es tradición la danza se lleva a cabo principalmente en el atrio del Templo de la parroquia de la Asunción único en su estilo ubicado en un basamento de un templo indígena prehispánico.

La danza representa la llegada de los conquistadores españoles con Moctezuma por la región que hoy ocupa el municipio de Xico Viejo. La danza se compone de 18  partes de la danza con una duración de 4 horas. Desarrolla la petición de Hernán Cortés de convivir con el emperador  Moctezuma a través de ciertos diálogos en idioma náhuatl, luego de los cuales, se baila una parte por cada diálogo. Se simulan durante la danza los enfrentamientos que sucedieron hasta que Cortés triunfa sobre Moctezuma. Por último se baila la danza de la Cruz que simboliza la unión de los dos pueblos.

Esta danza también la practican los pueblos de la sierra de Puebla y los ya mencionados del norte de Veracruz, especialmente el 4 de octubre, día de San Francisco.

Lo más llamativo de la indumentaria para la danza es el tocado compuesto de una atractiva corona con plumas de pavo real con adornos de flores y espejos. Grandes pelucas o listones salen del tocado por la espalda. El danzante que representa a Hernán Cortés viste de pantalón blanco con un paliacate a la cintura, hombreras doradas y una banda roja cruzando el pecho con la reseña ¡Viva España! La parte inferior del rostro va cubierto con otro paliacate, lleva un sombrero negro con una pluma roja y porta una espada.

El resto del vestuario consiste en un pantalón rojo con dos hileras de listón dorado bajo los cuales hay otro pantalón ligero de encaje. Una camisa blanca con un peto sobrepuesto y un mandil bordado con hilo plateado adornado con espejos y listón dorado. Además llevan un paliacate rojo atado a la muñeca derecha, en cuya mano empuñan una sonaja de guaje. Y otro paliacate más cubriéndole la barbilla y la boca.

En pleno siglo XXI es bueno saber que nuestras tradiciones siguen vigentes. Esta danza ha pasado de generación en generación por lo que se sigue preservando para orgullo de todos los mexicanos. 

 

Por Patricia Tapia Zatarain