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La importancia de sentirse importante
Los maestros de preescolar les han pedido a los padres de familia que les compren toga y birrete a sus hijos para su graduación. Los padres emocionados acceden. Es fin de cursos y los grupos suben al estrado a que les entreguen sus diplomas. Todos están de pie frente a los padres de familia y maestros. Se ven niños de diferentes complexiones y colores de piel, diferentes tamaños y comportamientos, todos ellos están ahí, sin saber exactamente de qué se trata.
La maestra comienza a nombrar a los niños más sobresalientes de cada grupo. Cuando escuchan sus nombres, pasan al frente y reciben de las manos del director un diploma. Son solo seis niños, de un total de cuarenta. Seguramente, aunque sin saber a ciencia cierta de que se trataba, todos comprendieron el mensaje: seis niños recibieron más aplausos, reconocimiento y elogios que los demás. Es probable que esos seis niños se sintieron importantes aquel día. Pero por otro lado, treinta y cuatro niños se sintieron menos importantes.
Los elogios centrados en resultados o logros no siempre son la mejor manera de desarrollar la autoestima de sus hijos, ya que los resultados no siempre dependerán de lo que el niño realizó, son muchas las circunstancias que rodean a un resultado. Por ejemplo, en el caso de las calificaciones escolares, no siempre el resultado de 8 en un examen califica el empeño y la disciplina en un niño. Porque un niño que obtuvo 10 quizá se esforzó menos debido a que tiene más facilidad para esa materia, que aquel que logró un 8 de calificación.
Pero si usted se centra en elogiar los valores que su hijo demuestre en la práctica, independientemente de los resultados, desarrollará en su hijo una autoestima saludable. Si usted elogia a su hijo cada vez que demuestre responsabilidad, esto le recordará al niño que es importante porque tiene la capacidad de hacer cosas importantes y valiosas para él y para otros. Por ejemplo: cuando tiene disciplina al hacer sus tareas sin que usted lo supervise, cuando hace un esfuerzo al realizar un ejercicio físico difícil o cuando muestra bondad al compartir algo con otro niño, etcétera.
Regresando al grupo de niños en la graduación. En ese grupo seguramente hubo algunos que demostraron mucha tenacidad, bondad o algún otro interés por los demás. Y todos sin distinción son capaces de realizar estos valores. Pero, ¿cuántos de ellos fueron elogiados por ello? Por otro lado, si nos concentramos solo en elogiar y alabar los logros, podemos equiparlos con una débil capacidad para superar fracasos. No siempre está a nuestro alcance el resultado de lo que hacemos, pero si las acciones que llevamos a cabo y los valores que demostramos al hacerlo.
Concentremos nuestros elogios en el desarrollo del carácter de nuestros hijos, cuando actúen con los valores que deseamos que desarrollen. Al final, los valores los llevarán seguramente a los resultados. Siempre que vea un acto que exprese un valor, considérelo como primordial y su hijo se sentirá valioso porque puede hacer cosas importantes. ¡Y claro que puede hacerlas!
Fragmento de la Obra "Enciclopedia de las Virtudes para Padres y Maestros" Tomo I Virtudes Sociales. Autor: Pablo Zamora