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Reglas de etiqueta en autobuses y aviones

Art-248
Reglas de etiqueta en autobuses  y aviones

 

Compartimento para guardar el equipaje: A menos que el sobrecargo te indique lo contrario, toma el compartimento que esté más próximo a tu asiento.

Música: Si quieres escuchar música, ponte lo audífonos. Por favor, que el volumen no sea alto, los compañeros de al lado no tienen por qué escuchar también a los Tucanes de Tijuana.

Los pies: Los asientos son para eso, para sentarse. No subas los pies. Ni mucho menos los zapatos sucios.

Los zapatos: Para viajes menores a tres horas (esto también aplica cuando trasbordas un autobús) no te quites los zapatos. En caso de que tengas que quitártelos durante un viaje largo, no te quedes descalzo. Lleva contigo un par de calcetines o calcetas limpias y sin hoyitos. También puedes llevar unas pantuflas. Si tus pies huelen mal, por lo que más quieras no te quites los zapatos por respeto a los demás.

Niños que lloran: En este caso no hay mucho que puedas hacer, solo colócate tus audífonos y muestra algo de empatía con los padres. Ofréceles una mirada amistosa. Te aseguro que ellos ya se han dado cuenta de que el llanto y los gritos de sus hijos son molestos para los demás.

El asiento: No golpees el respaldo del asiento de enfrente. Levántate si tiene que pasar  al asiento continuo una mujer embarazada, un anciano o una persona discapacitada. Si te cuesta trabajo hacerlo, piensa que podría tratarse de algún familiar.

Descansabrazos: Cuando hay una hilera de tres asientos, a la persona que está sentada en el medio le pertenecen los dos descansabrazos porque no tiene el pasillo a su alcance ni la ventana para recargarse.

La comida: Por sentido común, no subas con alimentos muy calientes. Si se trata de una comida muy olorosa como tacos de huevo con chorizo o si es algo complicado de consumir, no es buena idea, recuerda que es un espacio cerrado.

La salida: Para evitar que se hagan aglomeraciones en el pasillo del avión o autobús, no te levantes hasta que la persona que está en la fila de enfrente de ti haya dejado su asiento.

 

Por Mirna L. Uribe R.