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El niño y el elefante

Art-161
El niño y el elefante

 

Una tarde, un padre acompañaba a su hijo al circo y en el circo vio a un elefante, un elefante que tenían en exhibición. El niño llamado Raúl le preguntó a su papá:

–Oye, papá, ¿por qué el elefante no se escapa, si no tiene nada que lo detenga?

–Pues no sé, hijo, pregúntale al que lo está cuidando.

Entonces el niño se acercó y le preguntó a la persona que lo estaba cuidando:

– ¿Oiga señor, por qué el elefante no corre y se va?

La persona le respondió:

– ¡Pues es que está amarrado! Tiene una cadena que lo está sujetando.

– Pues sí, pero esa cadena es muy delgada; ¿no tiene fuerza el elefante? –comentó Raúl.

– Sí la tiene, este elefante puede mover hasta 5 toneladas. Puede mover y empujar hasta un automóvil, pero piensa que no puede romper esa cadena, aunque tú y yo sabemos que podría con un esfuerzo mínimo. Pero él en su mente piensa que no puede, que esa cadena es muy fuerte, y entonces para él esa cadena es suficiente.

En aquel momento, el papá de Raúl le comentó que lo mismo que le pasaba a ese elefante les sucedía a muchas personas que caminan por las calles y habitan las casas. Hay personas que tienen mucho potencial y pueden lograr muchas cosas, pero la cadena de sus creencias y limitaciones las ata y no pueden lograr grandes cosas porque no creen que puedan hacerlo.

– Nunca dejes que tus creencias afecten tus logros Raúl – le dijo su padre.

Los comportamientos se ven afectados por creencias y, por consiguiente, los logros también. Existen ciertas creencias básicas que afectan la autorrealización de la gente. Las creencias son filtros a través de los cuales visualizas tu presente, tu futuro y lo transformas. Tener fe es importante, no existe una explicación de cómo actúa; pero ayuda a cambiar las circunstancias. Recuerda: “La fe mueve montañas”.

 

Fragmento de la obra “Aprendiendo a ser buen padre”. Autor: Pablo Zamora