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Pinocho
Hace mucho tiempo, un carpintero llamado Gepeto, como se sentía muy solo, tomó de su taller un trozo de madera y construyó un muñeco llamado Pinocho.
– ¡Qué bien me ha quedado! –exclamó–. Lástima que no tenga vida. Cómo me gustaría que mi Pinocho fuese un niño de verdad. Tanto lo deseaba que un hada fue hasta allí y con su varita dio vida al muñeco. Gepeto pensó que aunque su hijo era de madera tenía que ir al colegio, por lo que vendió su abrigo para poder comprarle los libros.
De camino al colegio Pinocho pensaba:
–Ya sé, estudiaré mucho para tener un buen trabajo y ganar dinero, y con ese dinero compraré un abrigo nuevo a Gepeto. De pronto se distrajo al ver un teatro de muñecos como él y se puso tan contento que bailó con ellos. Por haber bailado Pinocho recibió unas monedas con las que pensaba comprar el abrigo, pero se encontró a un gato mentiroso que lo engañó para quitarle su dinero. En eso se le apareció el Hada Azul que le preguntó sobre por qué no estaba en la escuela. Pinocho le mintió y le creció la nariz. Después, Pinocho se encontró con unos niños que lo invitaron a viajar a la Isla de la Diversión, donde todos los días eran fiesta y no había colegios ni profesores. Quería ir pero entonces, apareció el Hada Azul.
– ¿No me prometiste ir al colegio? –preguntó.
–Sí –mintió Pinocho–, ya he estado allí.
Y, de repente, empezaron a crecerle unas orejas de burro. Pinocho se dio cuenta de que le habían crecido por mentir y se arrepintió de verdad. Se fue al colegio y luego a casa, pero Gepeto había ido a buscarle a la playa con tan mala suerte que, al meterse en el agua, se lo había tragado una ballena.
– ¡Iré a salvarle! –exclamó Pinocho.
Se fue a la playa y esperó a que se lo tragara la ballena. Dentro vio a Gepeto, que lo abrazó muy fuerte.
–Tendremos que salir de aquí, así que encenderemos un fuego para que la ballena abra la boca.
Así lo hicieron y salieron nadando muy deprisa hacia la orilla. El papá del muñeco no paraba de abrazarlo. Repentinamente apareció el Hada Azul, que convirtió el sueño de Gepeto en realidad, ya que tocó a Pinocho y lo convirtió en un niño de verdad.
Fragmento de la obra “Había una vez” Autor: Carlo Collodi