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Las Maletas en nuestra vida

Art-43
Las Maletas en nuestra vida

Usted, cada ¿cuánto usa sus maletas? Lo normal es que se usen en cada viaje, o en alguna situación esporádica dónde  tengamos que transportar algo.  De lo contrario, siempre están guardadas, allí arrumbadas esperando a que venga el periodo vacacional o salgamos de viaje para que sean utilizadas.

Ese caso le pasa muy a menudo a Dios, ya que las personas lo buscan solamente en los “tiempos de tormenta”. Cuando tienen alguna emergencia, enfermedad, estén viviendo una situación difícil, haya ocurrido una desgracia, la pérdida de un empleo, un divorcio, la muerte de un ser querido o cualquier situación que saque de balance la vida de una persona y le provoque incertidumbre y sufrimiento.

Lo ideal sería, que en lugar de darle ese papel a Dios de usarlo como “maleta” cuando lo “necesitemos”.  Tengamos diario una relación y comunicación con Él, agradeciendo todo lo que nos da, lo que nos quita y lo que no nos da.

No es nada sencillo en algunos casos, adaptarse a los planes de Dios. Ya que nosotros vivimos organizando y planeando nuestra vida, creando sueños y deseos que no siempre son los mejores para nosotros.  De hecho, los planes que Dios tiene para nosotros son mil veces mejores que los nuestros. 

Pero eso lo comprendemos con el tiempo, no necesariamente durante el tiempo difícil, sin olvidar que en ese periodo no vamos a ver las cosas con gozo o alegría.  Lo importante aquí es que todo tiene un propósito en nuestra vida, a lo que me recuerda la siguiente reflexión de un anciano sabio con su hijo adolescente:

Un día se soltó un caballo de la casa de un anciano chino y huyó a las colinas.
“Un caballo se nos ha escapado” dijo el viejo.

“¡Qué mala suerte!”, le dijeron los vecinos.

Pero el viejo chino les dijo. “¿Porqué dicen que es mala suerte?”

Efectivamente, la noche siguiente el caballo regresó al establo, junto con doce caballos sementales más.

El hijo del granjero, al ver esto dijo: “Vienen doce sementales detrás de nuestro caballo.” Al entrar al corral, él cerró la puerta y puso la cerradura.

Al enterarse los vecinos de esta noticia, corrieron a la casa del granjero pare decirle:

“¡Mira, tienes 13 caballos ahora! ¡Qué buena suerte!”.

El viejo chino les dijo:

“¿Cómo saben que eso es buena suerte?”.

A los pocos días por la tarde, el hijo estaba trabajando con un trío de sementales, cuando fue arrojado al suelo y se rompió una pierna. Los vecinos fueron esa misma noche para manifestar su tristeza y dolor al granjero, y dijeron:

“Tu hijo se he rota una pierna, ¡Qué mala suerte!“

El viejo granjero respondió una vez más:

“¿Cómo saben que es mala suerte?”

Efectivamente, a los pocos días más tarde se levantó una guerra y pasaron unos sargentos al pueblo para llevarse a los jóvenes que estaban en buena salud. Los 10 jóvenes a los que se llevaron, nunca regresaron; pero al hijo del granjero se salvó de ir a la guerra y morir debido a la pierna rota. 

La comunicación que tengamos con Dios, en cuanto a consulta, agradecimiento, peticiones y ayuda en nuestra vida diaria. Nos darán la paciencia en los resultados de sus planes con nosotros, los cuales son perfectos.

 

Por Clarissa Rivera.

Reflexión de: http://www.sitiodeesperanza.com/2009/08/reflexiones-cristianas-paciencia-en-la.html